El aceite de oliva que se produce en Canarias es de una calidad excepcional, resultado del clima único y los suelos volcánicos que caracterizan al archipiélago. Este aceite se distingue por sus notas aromáticas que evocan manzana fresca y almendras verdes, ofreciendo un sabor suave y equilibrado que lo hace delicioso al paladar.
Los olivares canarios, cultivados en un entorno privilegiado, dan lugar a un aceite con una personalidad única. La combinación de la brisa marina, la altitud y el terreno volcánico aporta una riqueza mineral que se refleja en cada gota. Además, la cosecha se realiza a mano y el proceso de extracción en frío garantiza que todas las propiedades nutritivas y organolépticas se mantengan intactas.
Este aceite no solo es un ingrediente fundamental en la cocina canaria, sino que también es ampliamente valorado por los chefs locales para la creación de sus recetas más exquisitas. Es un ingrediente esencial en platos tradicionales como la carne de cabra, el caldo de papas, la ropa vieja, las papas rellenas y el sancocho. Además, su versatilidad lo convierte en la opción perfecta para aderezar ensaladas frescas, pescados a la plancha y cualquier plato que requiera un toque de elegancia y sabor.
El aceite de oliva canario ha comenzado a ganar reconocimiento fuera del archipiélago, participando en concursos internacionales donde ha sido galardonado por su alta calidad y perfil organoléptico distintivo. Su producción, aunque limitada en comparación con otras regiones, se enfoca en la excelencia y el respeto por las técnicas tradicionales, lo que le confiere un carácter artesanal que es muy apreciado por los conocedores.